He leído que las Cruzada que emprendió la Cristiandad para libertar los Santos Lugares, donde nació, vivió y murió el Divino Redentor Jesucristo, del poder de los musulmanes, fueron malas, perversas y más calificativos negativos. Afirmar que todo fue así es una exageración, y bien se ve que algunos escriben con malas intenciones.
La palabra “Cruzadas” viene de que los que tomaban parte en ellas llevaban una cruz roja sobre el hombro derecho. Y la causa “principal” fue el entusiasmo religioso, que impulsó a los cristianos a libertar el Sepulcro de Jesucristo del poder musulmán. Y también el remordimiento de los pecados cometidos fue el que llevó a muchos a las Cruzadas, para pagar las deudas con la Divina Justicia ganando las indulgencias concedidas por los Papas.
Sí, hubo también otros motivos negativos: el espíritu aventurero de los Germanos, especialmente de los Normandos, acostumbrados a buscar empresas de riesgo; los medios de prosperar y ennoblecerse con hazañas; la codicia de riquezas y ambición de dominio que confiaban otros alcanzar en Oriente. Este fue el móvil, particularmente de los venecianos y de otros italianos, y tuvo esto no pequeña parte en el mal resultado final.
No todo negativo, produjeron también bienes: pusieron en contacto a todos los pueblos de Europa, bajo un ideal e interés común. Alejaron de su territorio a los señores feudales, aliviando así a sus vasallos y favoreciendo el desenvolvimiento de las ciudades industriales y mercantiles. Fomentaron los conocimientos, establecieron las comunicaciones ente Oriente y Occidente y dieron gran impulso al comercio y a la marina. Las materias colorantes azafrán, índigo, rojo turquí, las especias de la India y la caña de azúcar se deben a la importación de los Cruzados. Y detuvieron la invasión musulmana, que acaso hubiera rendido a Constantinopla tres siglos antes, con peligro de derramarse por toda Europa.