Por el título, tal vez se imaginen que me estoy refiriendo a la ley de la eutanasia, recientemente aprobada en España, somos uno de los 7 países del mundo que tiene la “honra” de admitir en su legislación la eutanasia.
Pero no, me estoy focalizando en otro abismo al que nos quieren arrastrar. Algo que, aunque no lo parezca, es un grave paso en la cultura de la muerte: la proposición de ley orgánica que el pasado 12 de mayo el PSOE presentó para reformar el art. 172 del código penal. Aparentemente esta reforma podría parecer inocua si no fuera porque el objetivo es “criminalizar” a los movimientos próvida.
La proposición de ley incluye penas de cárcel de entre 1 y 3 años a aquellas personas que
estén en las proximidades de las clínicas abortista (como las unidades móviles de diagnóstico gratuito de embarzo) informado de las diversas alternativas frente al aborto a las mujeres que a ellas acuden.
De acuerdo a esta proposición de ley el derecho fundamental de los grupos próvida o de cualquier persona a informar sobre las consecuencias del aborto o sobre los diversos apoyos que pueden recibir las personas embarazadas en situación de riesgo será considerado como un acoso u hostigamiento, que merece el calificativo de delito en la pretendida reforma del código penal.
En definitiva, hemos pasado en poco más de 20 años a despenalizar el aborto para algunos casos, a considerarlo después como un derecho y ahora, a castigar a quienes puedan “obstaculizar” el derecho a abortar.
Como colofón, recientemente se ha presentado en el Parlamento Europeo el “Informe Matic”, que define el aborto como un derecho humano.
Este es el peor ataque que se ha visto en Europa contra la vida. De ser aprobado este Informe, los Estados miembros estarían obligados a garantizar la práctica del aborto en sus respectivos países.
Quienes defendemos la vida, la familia, la libertad de opinión o de poder informar a los
demás sobre determinados temas ya no tendremos derecho a expresar nuestro pensamiento y seremos consideramos criminales, con el pretexto de que estamos “acosando” a las personas con nuestras “rancias” ideas.