No todos saben disfrutar bien las vacaciones, y aprovecharlas al máximo sin caer en excesos o en aburrimiento.
Unos deciden apurar al máximo sus vacaciones con un programa de actividades tan apretado que cuando las terminan están más cansados que cuando empezaron a disfrutarlas. Otros, por el contrario, la pereza les vence y piensan que la mejor forma de disfrutar de las vacaciones es no hacer nada.
Hay que buscar el equilibrio entre ambas posiciones. Un buen aliado para alcanzarlo puede ser la lectura. El libro es, sin duda, una excelente herramienta para desconectar y sumergirse en otro horizonte mental.
Con las nuevas tecnologías, se está perdiendo el hábito de la lectura. Estamos enganchados al móvil, a los videos juegos o a la televisión y eso, sin darnos cuenta, va empobreciendo nuestro espíritu y deslizándonos hacia hábitos nada saludables.
Un buen libro, además de ampliar nuestro horizonte, hace que nuestro cerebro se mantenga activado y alarga la esperanza de vida de nuestras neuronas.
Por el contrario, las nuevas tecnologías, en la mayoría de los casos, lo que hacen es desarrollar la parte sensorial de nuestro cerebro en detrimento muchas veces de la parte cognitiva e, incluso, intelectual.
Las nuevas generaciones de niños son cada vez más adictos a los móviles y a las nuevas tecnologías en detrimento de la lectura.
Paradójicamente esos niños son cada vez más hiperactivos desde el punto de vista sensorial y emocional, pero menos sociables y menos dados a hacer deporte.
Esas horas que dedican al móvil y que descuidan de la lectura acaban provocando un desequilibrio en su desarrollo como persona y que inevitablemente tendrá unas consecuencias no a muy largo plazo, más bien negativas.
Recomiendo, pues, que este verano seamos los padres quienes demos ejemplo de manera que nuestros hijos nos vean disfrutando de la lectura de un buen libro y, de esa manera, ellos acaben también imitándonos. ¡Felices vacaciones a todos y que disfrutéis de la lectura!