Sin duda, el año pasado ha sido un año difícil, más para unos que para otros, pero con importantes consecuencias para todos.
La guerra invasión de Ucrania está teniendo tremendas consecuencias. Toda Europa está sufriendo una escalada de precios en el gas, la electricidad y la gasolina. En España, esta crisis internacional se suma a una inestabilidad social y económica que ya sufríamos internamente.
La inflación y las subidas de los tipos de interés viene provocando el empobrecimiento de la clase media, y que la vulnerabilidad de muchos colectivos y familias se agudice.
Con este fondo de cuadro, ¿qué podemos esperar en el 2023? No es fácil hacer una previsión de lo que nos espera este año, pero en buena medida va a depender del desenlace de la guerra en Ucrania.
De momento, la recesión económica amenaza con extenderse por toda Europa y probablemente es el precio que tengamos que pagar hasta que consiga independizarse totalmente del suministro de gas ruso y del chantaje nuclear.
Dentro de nuestras fronteras la perspectiva no es halagüeña: a la crisis económica se suma una crisis social, institucional y de valores que debilita nuestra capacidad de remontar las dificultades.
Pienso que este año nos vamos a tener que enfrentar con situaciones complicadas. No es algo nuevo en nuestra Historia. Confiando en la Divina Providencia hemos sabido salir venturosamente de muchos atolladeros. Ojalá saquemos de las dificultades lo mejor de nosotros mismos para el bien de todos y el progreso de nuestra querida España.