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Otros papas del renacimiento

Sixto IV estuvo siempre preocupado por el peligro turco; pero no encontró apoyo en los reyes cristianos. Se dejó llevar de un exagerado nepotismo, favoreciendo desmesuradamente a sus sobrinos. Aprobó la Inquisición española.

Inocencio VIII (1484-1492) siguió la corriente de vida mundana de las altas jerarquías eclesiásticas. Por lo demás, fue poco afortunado en sus empresas. Entre tanto, aumentaba la relajación de la curia pontificia. Esto apareció en el asunto de falsificación de bulas. Indicio de lo mismo fue la elección como cardenal del hijo de Lorenzo de Médicis, el Papa de prebendas eclesiásticas.

Alejandro VI (1492-1503), conocido ya con su nombre, Rodrigo de Borja, y como sobrino de Calixto III, si bien es cierto que poseía grandes dotes de gobierno, dejó un triste recuerdo de su Pontificado. Uno de los puntos más vulnerables de su conducta es el favor excesivo concedido a sus parientes, algunos de los cuales, como César Borja, le hicieron poca honra. No obstante, Alejandro VI se distinguió en diversos asuntos eclesiásticos. Así, trabajó intensamente en contener a los turcos, y, sobre todo, favoreció los avances arrolladores de los descubrimientos del Nuevo Mundo. Por la bula lnter caetera, trazó una línea divisoria entre las posesiones portuguesas y españolas, con lo cual, y por toda su actuación, debe ser considerado como gran promotor de las misiones.

Julio II (1503-1513) se había comprometido con todos, antes de su elección, a procurar la reforma por medio de un Concilio, sólo al fin de su pontificado lo inició, pero no pudo terminarlo. Aunque intachable en su conducta, se dejó llevar de su afición al boato y de su espíritu guerrero. Fue gran mecenas de las artes y del renacimiento. Así, protegió a Bramante, Miguel Ángel y Rafael, entre otros. El primero hizo los planos de la gran basílica de San Pedro. Restauró los Estados Pontificios, para lo cual formó la Liga de Cambrai con el emperador, Francia y España contra Venecia. Luego emprendió la guerra contra los franceses para arrojarlos de Italia, formando para este fin la Liga Santa con España y Venecia en 1512. Bajo la protección del rey francés, se celebró un conciliábulo en Pisa, que nombró un antipapa, el último de la Histona. Entonces fue cuando Julio II convocó para 1512 el Concilio de Letrán.

León X (1513-1521), hijo del célebre dux Juan de Médicis, se distinguió como gran Mecenas de las artes, y por su afición al lujo y grandeza.

Políticamente, fue gran protector de su familia, y llegó a una inteligencia con Francia; pero más tarde formó parte de una liga con España y Milán contra Francisco I. Pero habiendo éste triunfado, se llegó al concordato de 1516. Finalmente, se unió con Carlos V, y ambos conquistaron el Milanesado.

El acontecimiento religioso más importante fue el Concilio V de Letrán, de 1512-1517, XVIII ecuménico. León X lo continuó y terminó. Venciendo muchas dificultades,  se trataron diversos temas dogmáticos y de reforma, se publicó el concordato con Francia y se renovó la bula Unam sanctam.

Extraído de “Compendio de Historia

de la Iglesia” Bernardino Lorca S.J)