Su óbito nos ha dejado huérfanos a lectores y seguidores suyos.
Tuve la gran suerte de conocerle por medio de El Pan de los Pobres. Le sigo desde hace años; pero el contacto fue hace tres, cuando celebró sus “Bodas de Oro”, que tan magníficamente nos relató en “Temas para Pensar”. Me vi reflejada en aquella historia, pues yo también había celebrado aquel mismo año las mías.
Me puse en contacto con él, gracias a la amabilidad de ustedes, que me facilitaron su email; así comenzó una correspondencia fluida y una amistad que con el tiempo se fue afianzando. Pronto me di cuenta de sus virtudes como cristiano ejemplar, excelente padre de familia y abuelo cariñoso, además de ser un gran intelectual y un buen profesor. Ha publicado montones de artículos en diferentes medios; sabía llegar a toda clase de lectores; tiene escritos varios libros de estudio que actualmente los usan en algunas facultades. Estaba en posesión de “La Cruz de Alfonso X El Sabio”.
Nunca llegó a perder su gran humor, ni cuando me relataba la evolución de su enfermedad que lo hacía con esa ironía suya tan peculiar.
Resumiendo: Se nos fue un sabio y un santo que desde el Cielo velará por esta gran familia que formamos la Obra de “El Pan de los Pobres”, donde él colaboraba con sus “Temas para pensar”. Descanse en paz, una suscriptora, Barcelona, Dª. Conchita Mascaraque Martínez.
Fortalecer la fe y la esperanza
Amigo Ángel Antonio: Paz y bien. He comprobado que me habéis vuelto a publicar una carta a los lectores. Me alegro mucho. Hago todo lo que puedo, servir para fortalecer la fé, la esperanza y también la devoción a San Antonio. Aunque la carta es para todos los que de alguna forma os esforzais con vuestro trabajo para que la publicación nos llegue.
Yo también reflexiono su presencia sobre cómo puedo animar y fortalecer la esperanza de las personas con las que convivo y me relaciono… qué hago yo y qué actitudes notifico de mi vida para entender a los demás el amor, la confianza, la seguridad y el respeto con los que me relaciono. No es fácil: todos estamos llenos de limitaciones. Porque lo otro ya no vale: esas grandes palabras y teorías están muertas si no las llevamos a nuestras vidas.
Estoy a vuestro servicio y muy agradecido a todos vosotros, los de esta gran familia de San Antonio. Un abrazo. Oviedo (Asturias), Vicente Hernández Martín.