Fijémonos un poco en los niños que alquilan los burritos y los guían a pié, tirando de las riendas, y las señoritas que los montan. El aspecto de los primeroses rudo.
Pero si nos fijamos en la niña, por ejemplo, sonriente, con su lazo en el sombrero, y la falda larga al vuelo, no podemos negarle cierta delicadeza. Como tampoco ufanía al jovenzuelo que lidera el grupo y nos mira de frente, avanzando con decisión; ni responsabilidad por el trabajo que desempeña con gravedad al de la derecha, de la mirada concentrada en lo que hace y su gorra de chofer en la cabeza.
Los mismos animales parecen compartir ese espíritu de servicio con entera satisfacción, orgullosos del trabajo bien hecho.
Por su parte, las señoritas, disfrutan tranquilas de estos momentos de distracción sana y relajante, que las preparará para los estudios y labores del invierno. Visten de acuerdo a su posición social: zapatos con hebilla o botitas de caña, medias finas, vestidos con puntillas y alegres adornos de flores, graciosa pañoleta o esclavina sobre los hombros y boina con pompón. Montan de lado, como las señoritas, apoyando sus pies en un gran estribo.
Un poco más atrás, un segundo grupo, con un caballero al frente, con sombrero de ala ancha y bigote, probablemente el padre de esta acomodada familia, les sigue llevando enganchados por la brida el resto de los burritos.
Las algas y conchas que la marea ha dejado sobre la playa exhalan eseprofundo inconfundible olor a mar. Las huellas de bestias y hombres se mezclan y se diluyen sobre la arena mojada.
Contrastes armónicos naturales, que se distinguen y se mezclan enriqueciendo al hombre y dando gloria a Dios, su creador.
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Yan Francois Verhas, hijo menor del pintor Frans Verhas, nació en Derdenmonde (Bélgica), el 9 de enero de 1884. Estudió Bellas Artes en la academia de su ciudad y después en Amberes, terminando en 1860 con el galardón del “Premido de Roma Belga”: una beca que le permitió viajar a Venecia. De vuelta a Bélgica, vivió cuatro años en Binche, donde se casó, y después en Bruselas. Asistió con regularidad a los Salones de París, ganando diversas medallas, la de oro en la Exposición Universal de 1889. Murió poco después, en 1896, en Schaarbeek. Se destacó por la pintura de género, retratando escenas con niños y los principales museos de Bélgica conservar varios de sus cuadros.