Los niños patinan sobre el hielo en un día de pleno invierno. Dos muchachos llevan de la mano a esta niña, que se desliza segura, con la mirada en el horizonte, confiándose a ellos. El aire frío sonroja sus mejillas, mientras avanza sin esfuerzo, protegida con un vistoso abrigo rojo y una amplia boina de lana, bajo la que ondean al viento sus cabellos dorados.
Los muchachos tiran de ella alegres, demostrándole su habilidad y fuerza, tratando de alcanzar la máxima velocidad.
El pálido sol, se insinúa difuminado en tonos rojizos sobre el cielo, que se mezclan con el paisaje grisáceo, y parecen distorsionar y amortiguar las voces jadeantes de los niños que juegan sobre el hielo. Al fondo, sentado sobre la nieve, un niño se ajusta los patines. Un poco más adelante, un patinador empuja el trineo en el que va sentada una niña.
El movimiento, la luz y los colores difusos hacen que el cuadro sea agradable de contemplar. La proximidad de los personajes del primer plano nos introduce en la escena y, sin darnos cuenta, sentimos la sensación maravillosa que supone patinar sobre un lago helado.
Esta escena evoca la alegría de vivir, disfrutando de las cosas sencillas, distrayéndose con juegos inocentes y placeres honestos en los que se valora la amistad y la confianza desde niños, lejos del frenesí de tantos entretenimientos modernos.
* * *
Percy Tarrant nació en Londres en 1879. Pintó temas figurativos y de género, centrándose en divertidas escenas en donde los protagonistas son los niños. Expuso en la Real Academia y en la Real Sociedad de Artistas Británicos. Su hija Margaret Tarrant Winifred heredó su talento y se convirtió en una famosa acuarelista, e ilustradora de libros religiosos e infantiles, tarjetas postales y calendarios.