Un sábado, Jesús atravesaba un sembrado; sus discípulos arrancaban espigas y, frotándolas con las manos, se comían el grano.
Unos fariseos les preguntaron:
- ¿Por qué hacéis en sábado lo que no está permitido?
Jesús les replicó:
- ¿No habéis leído lo que hizo David, cuando él y sus hombres sintieron hambre?
Entró en la casa de Dios, tomó los panes presentados -que sólo pueden comer los sacerdotes-, comió él y les dio a sus compañeros.
Y añadió:
- El Hijo del Hombre es señor del sábado.
Comentario del Papa Francisco
Fiel a la naturaleza como madre, la Iglesia se siente en el deber de buscar y curar con el aceite de la acogida y de la misericordia; de ser “hospital de campo”, con las puertas abiertas para coger a quien llama pidiendo ayuda y apoyo; aún más, de salir del propio recinto hacia los demás con amor verdadero, para caminar con a humanidad herida, para incluirla y conducirla a la fuente de salvación. Una Iglesia que enseña y defiende los valores fundamentales, sin olvidar que “el sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado.