Salmo
Sal 1, 1-2. 3. 4 y 6
R. Al que venciere le daré a comer del árbol de la vida.
Dichoso el hombre
que no sigue el consejo de los impíos;
ni entra por la senda de los pecadores,
ni se sienta en la reunión de los cínicos,
sino que su gozo es la ley del Señor,
y medita su ley día y noche.
Será como un árbol
plantado al borde de la acequia:
da fruto en su sazón,
y no se marchitan sus hojas;
y cuanto emprende tiene buen fin.
No así los impíos, no así:
serán paja que arrebata el viento;
porque el Señor protege el camino de los justos,
pero el camino de los impíos acaba mal.
Evangelio
¿Qué quieres que haga por ti? Señor, que vea otra vez
Lectura del santo Evangelio según San Lucas 18,35-43
En aquel tiempo, cuando se acercaba Jesús a Jericó, había un ciego sentado al borde del camino, pidiendo limosna.
Al oír que pasaba gente, preguntaba qué era aquello; y le explicaron:
- Pasa Jesús Nazareno.
Entonces gritó:
- ¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!
Los que iban delante lo regañaban para que se callara, pero él gritaba más fuerte:
- ¡Hijo de David, ten compasión de mí!
Jesús se paró y mandó que se lo trajeran.
Cuando estuvo cerca, le preguntó:
- ¿Qué quieres que haga por ti?
Él dijo:
- Señor, que vea otra vez.
Jesús le contestó:
- Recobra la vista, tu fe te ha curado.
Enseguida recobró la vista y lo siguió glorificando a Dios.
Y todo el pueblo, al ver esto, alababa a Dios.