La hermosa niña de cabellos dorados, alegre y comunicativa, se siente segura en sus dominios y reclama nuestra atención para enseñarnos con interés su muñeca de trapo. La madre, ligeramente inclinada, apoya con delicadeza sus finas manos sobre la cestita, controlando con naturalidad cualquier inesperado movimiento. Su mirada serena refleja la feliz y generosa entrega de una madre por sus hijos.
La suavidad, el volumen y blancura de los tejidos envuelven al espectador. Pero Mary Louise MacMonnies ha querido, además, realizar la pureza e inocencia de la escena situándola sobre una frondosa y fresca vegetación, cubierta de rosas y lirios que resplandecen al sol.
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El cuadro habla mucho del papel de la mujer en la familia. Santo Tomás de Aquino trata ingeniosamente del tema, al comentar el pasaje de su creación en las Sagradas Escrituras: ¿Por qué Dios no creó a la mujer de los pies del hombre?, se pregunta. ¿Por qué no la creó de la cabeza del hombre, sino que la creó del costado del mismo?
Para indicar que la formaba como del corazón del hombre, porque ella había de tener en la sociedad de la familia, -que es la sociedad divina fundada por el mismo Dios-, el lugar del corazón. El hombre sería la cabeza, sería la fuerza para defender a la familia de los peligros de fuera, y la mujer sería el amor, sería el corazón para intervenir en la vida íntima de la familia.
Sabios y perennes principios del gran Doctor de la Iglesia que chocan frontalmente con los vendavales igualitarios de nuestros días. ■
Mary Louise Fairchild MacMonnies (1858-1946) nació en New Haven, Conecticut (Estados Unidos). Estudió en la Escuela de Arte de St. Louis, trabajando después como asistente en la Universidad. En 1885 ganó una beca de tres años para perfeccionarse en París, en la Académie Julian, con Carolus-Duran, profesor de John Singer Sargent. Es ahí donde descubre la luz de plasma en sus lienzos. Se especializó en paisajes, escenas de género y retratos. Llegó a tener durante ese tiempo su propio estudio en París, en el número 11 de Impasse du Maine (hoy hace parte del Museo Antoine Bourdelle) Murió a los 88 años de edad, en Bronxville. Nueva York.