Un piadoso campesino lleva en brazos a su niño enfermo ante el altar de la Virgen. Con la cabeza inclinada, compungido gesto y descalzo –sus botas en el suelo, junto a su sombrero– implora misericordia a la que es aclamada con el título de "Salud de los Enfermos".
De rodillas, bajo la lámpara de plata del Santísimo Sacramento, enlazando una vela entre sus manos, la madre implora en silencio. Revestido con la sobrepelliz y la estola, este curtido sacerdote recita unas oraciones a la luz de la vela del muchacho de semblante serio que le asiste. En la otra mano, el joven porta el calderillo de agua bendita y el hisopo, pues que el rezo culmina con la bendición.
Por un ventanuco a nuestra espalda, simétrico al que vemos, los rayos del sol rompen la penumbra de esta iglesia parroquial de San Miguel de Pajares, cercana a su casa familiar, a la que el artista acudía durante los veranos.
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La Virgen acoge con bondad y les concede alivio a quienes con Fe y confianza acuden a Ella en las necesidades de la vida, en la enfermedad y en el sufrimiento.
Y es que, ¡oh piadosísima Virgen María!, jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a vuestra protección, implorando vuestro auxilio, haya sido desamparado. Animado por esta confianza, a Vos acudo...
V I D A
Luis Menéndez Pidal nació en la localidad asturiana de Pajares 1861. Fue hermano de Juan, prestigioso historiador y director del Archivo Histórico Nacional, y de Ramón, director de la Real Academia Española y miembro de la Generación del 98. Su hijo Luis fue también un importante arquitecto restaurador. Era un hombre de fe; quizás por ello se esmeró especialmente en esta obra, “Salus infirmorum”, con la intención de juntar en una pintura clásica sus querencias: la devoción cristiana y el cariño por su tierra. El resultado fue el trabajo de más calidad de los que llegó a firmar en su larga carrera de artista. Falleció en Madrid, en febrero de 1932.