Escribió numerosas obras sobre la formación de los clérigos, fomentando la creación de escuelas clericales y monásticas. Su obra más destacada ha sido “Etimologías”, dividida en 20 libros, que recogen el gran conocimiento secular y religioso de su época. Es una recopilación y sistematización de otros autores, convirtiéndola en el texto preferido de los estudiantes de la Edad Media, por ello, San Isidoro es considerado, junto a Casiodoro y Boecio, uno de los principales maestros de la Europa medieval.
Su gran prestigio quedó reflejado en los Concilios II de Sevilla (619) y IV de Toledo (633), donde se le consagra como “doctor egregio de nuestro siglo”.
Murió en el año 636. En 1063 sus restos fueron trasladados a León, donde hoy recibe culto en la Basílica de su nombre. Fue canonizado por el Papa Clemente VII en 1598.