Al contraer una grave enfermedad, hizo el voto de tomar los hábitos de agustino si curaba. En 1463 con 33 años de edad profesaba, dedicándose a la predicación.
En Salamanca, cuentan las crónicas que salvó la vida de un niño que había caído a un pozo, echándole su cíngulo, que se alargó milagrosamente hasta él. Otro milagro habla de un toro bravo que se había escapado de la feria celebrada en la orilla del Río Tormes y estaba causando terror por las calles de Salamanca. Cuando iba a acometer a una madre que iba con su hijo pequeño, Juan se interpuso, lo detuvo y amansó diciendo: "Tente, necio". La calle donde esto ocurrió tiene el nombre de Tentenecio.
Se ganó el apodo de Pacificador, por mediar entre familias nobles rivales en la ciudad, que venían causándose la muerte. El acuerdo se hizo en una casa de la calle de San Pablo (casa de la familia Paz, de la que se conserva el arco de entrada, con la divisa ira odiumgenerat concordia nutritamoren), que se llamó desde entonces Casa de la Concordia y la plaza tomó el nombre de Plaza de la Concordia.
Con sus oraciones libró a Salamanca de la peste del tifo negro. Murió envenenado por una tal Marquesa Isabel, despechada al ser abandonada por su amante, convertido y arrepentido por la predicación del Santo.
Sus restos reposan en una urna de plata en la Capilla Mayor de la Catedral Nueva de Salamanca. El Papa Clemente VIII lo beatificó en 1601 y el 5 de junio de 1602 se le nombró patrono de la ciudad de Salamanca. El 16 de octubre de 1690, Alejandro VIII lo canoniza y en 1868, el Papa Pío IX lo declaró Patrón de la ciudad de Salamanca.