Cada día que vivimos es un auténtico milagro de nuestro organismo, el bombeo del corazón, la circulación de la sangre por millones de pequeñas venas…, nuestro organismo funciona solo, sin la intervención de nuestra voluntad. ¿Pensamos en la gratuidad de Dios? Dios es nuestro Creador y también nuestro Protector. Cada día cuando nos levantamos tenemos que dar gracias al Señor por haber venido a la tierra para darnos la salvación eterna, por lo menos, tenemos una luz de esperanza en el “túnel” que la vida representa para muchas personas.
Mejorar en agradecimiento
Se tiene que educar el sentido del agradecimiento. Los norteamericanos celebran desde 1789, por todo lo alto, el último jueves de Noviembre, la fiesta del “Thanksgiving”, Acción de Gracias a Dios Poderoso por la libertad civil y religiosa con la que bendijo al país. Cada familia coloca una bandera americana en su casa. El don de la libertad lo merece todo, es un inmenso regalo de Dios. También tenemos el don de nuestra familia, de nuestra educación, de nuestra casa. Nos conviene reflexionar sobre todo lo que tenemos, pensando en tanta gente que no tienen nada de nada, ni pan, ni agua siquiera. Hay un refrán que dice: “Si dejáramos de quejarnos todos un día, se produciría un tremendo silencio en el mundo”. No valoramos todo lo que tenemos y nos hacemos egoístas, envidiosos, criticones, etc. Como dice Covadonga O´Shea: “Es la locura del descontento”.
Vamos a ser positivos y optimistas y darnos cuenta que podemos y debemos ser muy agradecidos por muchos detalles diarios que pueden parecer olvidados. Vivimos en sociedad y, si reflexionamos en silencio, podremos apreciar la cantidad de personas que trabajan para nosotros a lo largo del día y de la noche.
Primero, como católicos, agradecer al Papa, obispos, sacerdotes, religiosos/as, que nos atienden y dan su vida por nosotros. ¿Pensamos alguna vez que viven muy solos? Ser agradecidos con quienes nos ayudan espiritualmente, dirigen una buena radio, revistas y libros de mucho provecho. Hay mucho trabajo detrás de todas estas actividades.
Luego, podemos pensar en todas las personas que trabajan de noche, en los hospitales, los bomberos, los vigilantes nocturnos; los chóferes de camiones, los conductores de autobuses con el “stress” de la ciudad, las peluqueras trabajando de pie, los panaderos que muy temprano preparan los ricos “croissants” y todo el pan que necesita una ciudad.
No podemos olvidar la labor de los comerciantes de pescado, carne, frutas y verduras, que tienen que ir a los mercados centrales y escoger lo mejor para sus clientes, a las 5 de la mañana; la labor de los jardineros, siempre agachados, plantando las bonitas flores que adornan nuestras ciudades, los barrenderos del “botellón” o de las hojas muertas en otoño. Duro es trabajar en la construcción o en las obras públicas, a pleno sol o con heladas. El trabajo del campo no admite vacaciones.
La “mujer invisible”
Todos conocemos la labor de las amas de casa - “mujer invisible” - que, en silencio, acometen toda clase de labores, humildes a veces, preciosas otras, con horas dedicadas a los suyos o a algunos voluntariados (comedores de pobres, visitas de enfermos, cuidado de nietos, sobrinos), coser, guisar… las casas bien cuidadas, la ropa planchada y cosida, huele a limpio, o a un buen guiso. ¿Quién ha hecho todo esto?... ¿Será que la “mujer invisible” se levanta muy temprano?
Toda nuestra vida está jalonada de servicios prestados por otras personas y es una delicadeza muy grande darnos cuenta de ello y agradecerlo con una sonrisa, con una alabanza al trabajo bien hecho, con nuestro interés y empatía, nunca está de más alabar, es como un destello de luz que penetra el esfuerzo humano.
El Duque de Rivas nos dejó un famoso verso: “Mi gratitud sepa, pues, a quien la vida he debido, porque el ser agradecido la obligación mayor es para el hombre bien nacido”.
Virgilio el poeta latino tan amante de la naturaleza y de los paisajes bucólicos escribió: “Mientras el río corra, los montes hagan sombra y en el cielo haya estrellas, debe durar la memoria del beneficio recibido en la mente del hombre agradecido”.