He leído un artículo de Aníbal Cuevas sobre la familia que me ha parecido interesante y he pensado resumir las ideas que expone sobre la importancia del ambiente familiar.
El marco de aprendizaje ideal en el que los hijos van adquiriendo los conocimientos y los
hábitos de convivencia importantes para la vida es un ambiente familiar positivo. Ambiente que lo sustentan los padres con su actuar espontáneo, su modo de estar, eltono de sus palabras y el buen humor.
Este ambiente se consolida día a día con pequeños, pero repetidos actos de generosidad y renuncia; con la orientación adecuada a los hijos para que encuentren sentido a lo que hacen y aprendan a entrar en lo que se ha denominado la lógica del amor frente a la de la eficacia. La lógica del amor permite: ver al otro como alguien que merece ser amado, descubrir el sentido del sufrimiento, no discriminar a nadie y excusar al otro. No lleva un cuaderno de contabilidad de los encargos de casa ni está pendiente de lo que se hace o deja de hacer otro. Anima a preferir servir que ser servido y a estar más pendiente de lo que necesitan los demás que a uno mismo.
En el cuidado de ese ambiente, se trata a cada hijo con respeto y cariño y se dedica un tiempo exclusivo a cada uno. Se evitan los gritos y las comparaciones que llevan a sentirse mejores o peores que los otros. No se utilizan las etiquetas (mentiroso, desobediente, vago ...) y se permite actuar de acuerdo a su edad.
En este ambiente alegre y exigente, los hijos aprenden a ser autónomos, a tener la propia personalidad, a querer ayudar y participar en algo común. Se transmiten valores y virtudes y la idea de que lo mejor es posible. Se puede corregir sin que nadie se sienta herido, alabar sin generar engreimientos y a cultivar la esperanza, algo que se transmite por empatía y que es fundamental para dar lo mejor.
Y un aprendizaje que no puede faltar es aprender a pedir perdón cuando se ha hecho algo
mal o se ha molestado, y la forma más eficaz de enseñarlo es que lo hagan papá o la mamá cuando sea necesario.
Aunque la lucha por vivir las virtudes es personal, anima mucho saber que los demás miembros de la familia están en la misma onda. Un hijo que sabe que su padre y su madre no se consideran perfectos y que aunque les cuesta, se esfuerzan cada día por ser mejores, afronta mejor su propia mejora.