Seguramente usted habrá tenido conocimiento de la iniciativa popular de Carlos San Juan, valenciano jubilado de 78 años, que emprendió hace un tiempo, una campaña de recogida de firmas para protestar por la exclusión social que estaba sometiendo la banca a las personas mayores por el exceso de la digitalización y la mala atención personal que se les estaba dando.
El resultado no pudo ser mejor: en poco tiempo recogieron más de 600.000 firmas. Su protesta daba voz al sentir predominante de las personas mayores. Y su reivindicación rompió la barrera del silencio, consiguiendo saltar a los medios de comunicación.
Fruto de esa visibilidad fue la entrevista que le concedió el Gobernador del Banco de España y que fue la primera señal visible de que algo se estaba moviendo.
Efectivamente, al poco tiempo algunos bancos, como el Santander, empezaron a tomar medidas y ampliar su horario de atención al público hasta la 14 h.
A ese banco se sumaron otros, como el BBVA, que amplió también su horario en 630 de sus 1895 oficinas. El banco Sabadell también anunció que tomaría medidas para atender mejor a este colectivo.
Sin embargo, el gran avance llegó el 21 de febrero cuando las entidades bancarias, el Ministerio de Asuntos Económicos y el Banco de España firmaron, en presencia del propio Carlos San Juan, un protocolo para dar una atención más personalizada a los mayores.
“A veces me dan ganas de pellizcarme para comprobar que todo esto que está pasando es real”, comenta Carlos San Juan. Por eso le he dado el título “David contra Goliat” al artículo: este desconocido David ha conseguido la victoria.
Algunas lecciones
En primer lugar, la importancia de la iniciativa individual en la sociedad. Sí, a veces, el empeño de una sola persona puede arrastrar a mucha gente que piensa de la misma manera a secundar la propuesta.
La mayoría de la gente puede ser que no se atreva a emprender una campaña como ésta. Sin embargo, cuando alguien levanta la bandera, encuentra que es seguido por muchos que se sienten representados.
En segundo lugar, es una muestra de esperanza para nuestra sociedad. Esta campaña es el reflejo de una sociedad que aún está viva y no se deja avasallar por los poderes fácticos,
como puede ser en este caso la banca. A pesar del descontento generalizado con la mala atención, la banca estaba consiguiendo que todos fuéramos pasando por las horcas caudinas hasta que apareció un David que se atrevió a enfrentar al poderoso Goliat.
El hecho de denunciar la despersonalización del servicio que la banca estaba prestando (camuflado bajo las bondades de la digitalización) y, como consecuencia, la sensación de exclusión social a la que estaban sometiendo a sus clientes de edad mayor, contribuyó eficazmente a que la imagen de la banca se viera seriamente dañada, obligándola a rectificar.