Tertuliano (+ 220)
El primer escritor insigne típicamente occidental es Tertuliano, de quien ya se ha hecho mención varias veces. Poseía un talento profundo y un carácter ardiente, que supo, en general, poner al servicio de la causa cristiana. Aparte las obras de carácter apologético y polémico ya citadas, nos dejó otras de carácter ascético-práctico, como son sobre la oración, la paciencia y otras semejantes. Algunas las compuso siendo ya montanista.
San Cipriano de Cartago (+ 258)
Nació hacia el año 210; se convirtió hacia el 246, y el 249 fue elegido obispo de Cartago. Dejó, además, importantes escritos de carácter apologético y Teológico redactados en buen estilo; fue gran defensor de la unidad de la Iglesia. Por el prestigio de que gozaba, tuvo que intervenir en diversos asuntos importantes. El primero se planteó el año 251 sobre la readmisión de los lapsi. Frente a la opinión del diácono Felicísimo, que llegó a un cisma, procuró que hicieran estricta penitencia antes de ser readmitidos en la Iglesia.
Más delicada fue la cuestión sobre la repetición del bautismo a los conversos herejes. Frente a la expresa voluntad del Papa Esteban (254-257), de que no se repitiera el bautismo, pues el administrado por los herejes era válido, insistió Cipriano en la repetición. Por ello se llegó a un rompimiento con Roma. No hay duda que fue un error de San Cipriano. Si hubo falta, la lavó con su sangre, muriendo mártir.
Novaciano y otros escritores
Se distinguió asimismo en el campo literario Novaciano, aunque, por otra parte, defendió el rigorismo más exagerado y se rebeló contra el Romano Pontífice. Tenemos noticias de algunos escritos suyos bastante importantes. Además, son dignos de mención: Arnobio el Viejo, natural de Numidia, y, sobre todo, Lactancio, preceptor del hijo de Constantino y designado como el Cicerón cristiano. Es célebre su obra Sobre las muertes de los perseguidores.
Santos más insignes
Ante todo, debemos conmemorar a los tres Padres apostólicos principales: San Clemente Romano, de fines del siglo I, gran defensor de la autoridad del Papa. San Ignacio de Antioquía, mártir del tiempo de Trajano, defensor de la jerarquía eclesiástica. San Policarpo de Esmirna, el último discípulo de San Juan Evangelista, mártir, del tiempo de Marco Aurelio. San Gregorio Taumaturgo (+ ca. 270), insigne por su santidad y elocuencia.
Vida interior de la Iglesia
Jerarquía y culto
A través de enconadas luchas contra los enemigos exteriores e interiores, y protegida siempre por la fuerza de lo alto, la Iglesia católica fue adquiriendo una consistencia y organización cada vez más completa y perfecta.
Jerarquía de la Iglesia Católica
Principio de la misma
Los primeros dirigentes de la Iglesia fueron los Apóstoles, los cuales escogieron pronto a los diáconos como auxiliares suyos y establecieron presbíteros en las iglesias recién fundadas.
Se distinguen, pues, tres clases o grados de la jerarquía: los obispos, que eran los representantes y sucesores de los Apóstoles; los presbíteros, o sacerdotes que estaban a su disposición y trabajaban bajo sus órdenes, y los diáconos, para la administración de los sacramentos.
Compendio de Historia Sagrada de la Iglesia
Bernardino Llorca, S.J.