Mientras Simón, con sus dos hijos Judas y Matatías, se hallaba de paso en Jericó, Antíoco, que era el gobernador, los invitó a comer con él. Cuando estaba comiendo hizo entrar en el comedor a hombes armados, que se arrojaron sobre ellos y les dieron muerte. Así acabó el último sobreviviente de la familia de Matatías, que será siempre de admiración para los buenos, pues todos sus miembros dieron la vida por la salvación de la patria y la gloria de la Religión.
Gobierno de Juan Hircano
Juan, hijo de Simón, y apellidado Hircano, porque subyugó la Hircania, fue revestido con la dignidad de Sumo Sacerdote y Capitán de los hebreos. Extendió los confines de sus estados, derrotó varias veces al rey de Siria, subyugó a los idumeos, renovó la alianza con los romanos, y después de veintinueve años de glorioso gobierno, murió en paz el año 3898 de la Creación.
Aristóbulo y Alejandro Janeo
Aristóbulo, hijo de Juan, sucedió a su padre en el pontificado y en el gobierno, y tomó el título de rey. Pero su reinado duró tan sólo un año y en él cometió muchas maldades. Hizo perecer a su madre por meras sospechas. Él mismo dio muerte a su hermano Antígono y encarceló a otros. En pena de tan enorme delito, Dios le castigó en el mismo lugar donde lo había cometido, dejando que muriera de un vómito de sangre. Más cruel aún fue su hermano y sucesor, Alejandro Janeo, y en castigo de su crueldad murió consumido por una penosa enfermedad y aborrecido por todos.
Otros sucesores de Judas Macabeo, hasta Herodes
Muerto Alejandro Janeo, su mujer Alejandra empuño las riendas del estado y reinó nueve años, al cabo de los cuales sentó en el trono a su hijo Hircano II, a quien había ya creado Sumo Pontífice. Después de la muerte de Alejandra, Aristóbulo, hijo de Alejandro, obligó a Hircano, su hermano mayor, a renunciar a favor suyo la tiara y el cetro, asumiendo de tal suerte la calidad de Rey y Pontífice. Estos dos hermanos se hicieron enemigos irreconciliables, hasta que Pompeyo, capitán de los ejércitos romanos, penetró en Judea, tomó Jerusalén, mando a Aristóbulo y sus hijos a Roma y devolvió el pontificado y el trono a Hircano, aunque quedó tributario de los romanos. De esta suerte perdió la Judea su independencia y se convirtió en provincia romana. Antígono, sobrino de Hircano, usurpó el trono de su tió, pero después de algunos años de reinado, fue depuesto y desterrado a Babilonia, de donde más tarde le llamó Herodes y le hizo matar bárbaramente.
Herodes, extranjero, Rey de Judea
Herodes, apellidado el Grande, nombre que tan sólo puede convenirle por sus crueldades, era hijo de Antípatro, idumeo de nación, y de oscuro origen. Habiendo ido a Roma, a fuerza de intrigas y engaños, logró hacer creer que Antígono era enemigo del pueblo romano. Y con el favor de Antonio, consiguió para sí el título de rey de Judea, mediante el desembolso de ochocientos talentos. Antígono fue llevado a Antioquía y decapitado, a instancias de Herodes.
Así concluyó la dominación de los Macabeos en la Judea, y el cetro de Judá pasó de esta tribua manos extranjeras, esto es, a Herodes Idumeo. Esta circunstancia es digna de memoria porque, según la profecía de Jacob, señala la época venturosa del nacimiento del salvador del mundo.
Y, en efecto, en el año treinta y tres del reinado de Herodes nació en la ciudad de Belén, hacía el cuatro mil de la creación del mundo, el Mesías, nuestro divino Redentor, Jesucristo, nombre que debe pronunciarse con grandísima veneración.
Historia Sagrada. San Juan Bosco