Apenas desaparecido Constantino, comenzaron las tragedias entre sus hijos. Fueron asesinados todos los miembros de la familia, dejando únicamente a Gallo y Juliano, el que luego fue el Apóstata.
Luchas fratricidas
El Imperio quedó dividido de esta manera: Constantino II, en el Occidente. Constante, en el centro (Italia, África, Ilirico) y Constancio, en el Oriente. El año 340, Constantino II murió en lucha fratricida con Constante. Desde 340 a 350 reinaron Constante en Occidente y Constancio en Oriente.
Constancio, único emperador
Asesinado Constante el año 350 por Magnencio. Constancio derrotó al usurpador y quedó dueño absoluto del Imperio. Desde entonces renovó la batalla contra el paganismo, pero esto no obstante, dañó mucho a la Iglesia por el favor prestado al arrianismo, según se verá en otro lugar.
El Imperio romano-cristiano
Antes de llegar a la realización del Imperio cristiano se tuvo que pasar por un breve periodo de prueba con el reinado de Juliano el Apóstata.
Evolución de Juliano: Lucha contra el Cristianismo
Escapado apenas de la matanza de su padre y hermanos, fue nutriendo después de un odio mortal contra la Iglesia, aumentado con el estudio de la filosofía pagana. Proclamado emperador el año 360, acudió Constancio a darle batalla; pero murió en el camino. De este modo quedaba Juliano dueño de todo el Imperio.
Inmediatamente arrojó la máscara de Catolicismo y emprendió una guerra metódica contra él. Comenzó concediendo libertad a todas las sectas, quitó todos los privilegios y dictó multitud de medidas vejatorias. Una de ellas fue el imposibilitarles sus escuelas propias, impidiéndoles el uso de los clásicos. El mismo escribió también algunas obras anticristianas.
Por otra parte. Hizo todo lo posible por levantar al paganismo de la postración en que se hallaba. Devolvióle todas su libertades y privilegios, quiso darle nuevo esplendor, introdujo una especie de jerarquía y aun trató de darle algunas cosas imitadas de los cristianos, como ciertas instituciones de caridad.
Derrota y muerte de Juliano
Juliano no obtuvo el resultado apetecido. Es verdad que comenzaron a florecer multitud de instituciones paganas; pero él mismo tuvo que ver muchas veces cómo, no obstante su empeño contrario, la Iglesia católica prosperaba. De este modo, cada vez más exacerbado, el año 363 emprendió una guerra contra los persas, en la cual murió atravesado por una flecha. La leyenda refiere que al sentirse herido de muerte, exclamó: “Venciste, Galileo”.
De Joviano a Teodosio I
JOVIANO - A la muerte de Juliano el Apóstata, fue proclamado Joviano (363-364), el cual se puso en inteligencia con San Atanasio, y volvió las cosas al estado del tiempo de Constantino.
VALENTINIANO I (364-375), profundamente cristiano, siguió el mismo plan. Quiso atenerse exactamente el edicto de Milán y a la absoluta libertad, sin perseguir positiva y directamente al paganismo.
GRACIANO (375-383), hijo de Valentiniano I, aconsejado por San Ambrosio, se lanzó a una política de favor positivo al Cristianismo y de eliminación del paganismo. En este sentido, tomó varias medidas importantes: depuso las insignias de Pontífice Máximo y sacó del Senado la estatua de la Victoria, lo que dio origen a grandes discusiones. Tuvo el acierto de asociarse al trono en Oriente al valiente militar de origen español Teodosio.
VALENTINIANO II, hermano de Graciano, fue asesinado por el usurpador Máximo, el cual gobernó algún tiempo en Occidente. Pero, derrotado en 388 por Teodosio I, quedó éste prácticamente como emperador.
TEODOSIO I (379-395) - El reinado de Teodosio I marca el paso más decisivo del Cristianismo. Como emperador de Oriente, desde 379, se mostró decidido defensor de la Iglesia católica. Poco a poco fue dando leyes y disposiciones diversas en las que aparecía el Cristianismo como única religión del Imperio, al mismo tiempo que el culto pagano quedaba eliminado. Dueño asimismo del Occidente, introdujo en él toda esta legislación.
Aunque tenía un carácter irascible, como se manifestó en los acontecimientos de Antioquía (llamados de las estatuas), y en el de Tesalónica de 392. Pero en estos mismos casos probó su temple de verdadero cristiano atendiendo a los ruegos del obispo Flaviano y sometiéndose a la penitencia de San Ambrosio. Murió cristianamente en 395.
Compendio de Historia de la Iglesia Católica
Bernardino Llorca, S.J