se daba prisa por interpretar las Sagradas Escrituras a los Apóstoles y confirmarlos en la fe. Entre otras cosas, les dijo:
–Se me ha dado potestad en el Cielo y en la Tierra, id, pues, enseñad a las gente y bautizadlas en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñadles todo lo que habéis aprendido de mí. Yo estaré con vosotros hasta la consumación de los siglos.
Lo mismo les dijo otra vez cuando les encargó que fueran a predicar el Evangelio a todas las gentes anunciándoles la penitencia y remisión de los pecados; luego añadió:
–El que creyere y fuere bautizado, será salvo; el que no creyere será condenado. Os enviaré el Espíritu Paráclito que os he prometido; permaneced vosotros entretanto en Jerusalén hasta que hayáis recibido sus celestiales dones
Ascensión de Nuestro Señor Jesucristo
Dicho esto, los llevó a la cima del monte de los Olivos, y una vez allí, extendió las manos, los bendijo, y mientras los bendecía se levantó en el aire, hasta que una nube luminosa le rodeó y le escondió sus miradas. Aún estaban mirando a lo alto, cuando se les aparecieron dos ángeles y les dijeron: -Varones de Galilea, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús que ahora habéis visto subir, volverá un día sobre las nubes lleno de majestad. Con estas palabras aludía a la segunda venida de Cristo, el día del Juicio Universal.
Así subió al Cielo Jesucristo el año 4033 de la creación.
Los Apóstoles en el cenáculo
Apenas nuestro divino Salvador subió a los Cielos, los Apóstoles volvieron a Jerusalén desde el monte de los Olivos y se retiraron al Cenáculo, que era una gran sala donde solían reunirse para hacer oración.
Allí estaban con María Santísima y otros ciento veinte discípulos perseverandoen la oración y esperando la venida del Espíritu Santo, que Jesús les había prometido. Mientras estaban reunidos, Pedro ejerció el primer acto de autoridad, como Jefe supremo de la Iglesia. Dirigiéndose a los allí congregados, les dijo:
–Hermanos míos, es menester que se cumpla lo que predijo el Espíritu Santo con respecto a Judas, el cual fue el jefe de los que dieron muerte a Jesús. Hizo traición a su divino Maestro y ya recibió la recompensa de su iniquidad: se colgó de un árbol, y reventándosele el vientre, sus entrañas se desparramaron por el suelo. Más como ha sido anunciado que otro le debía suceder en el apostolado, es menester que elijamos a uno de los que han estado con nosotros todo el tiempo que vivió el Señor en nuestra compañía.
Todos aprobaron lo que el príncipe de los Apóstoles había dicho, y presentaron a dos hombres de reconocida virtud y santidad, llamadosBarsabás y Matías. Después de haber hecho oración a Dios para que diera a conocer quién de los dos había elegido por apóstol, echaron suertes, y la suerte cayó sobre Matías, por cuya razón fue contado con los otros once Apóstoles.