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Persecución contra la Iglesia

Persecución contra la Iglesia

EL primer punto a considerar es sobre las causas de las mismas. Ante todo, influyó el odio popular, al que antes se ha aludido. Este odio aparece claramente en las calumnias que contra los cristianos se esparcían y en las caricaturas, de que se han encontrado algunos ejemplos.

De este odio y perjuicio anticristiano procedía el que se los considerara capaces de todos los crímenes. A esto se reduce la conocida acusación del odio del género humano. A esto se añadía la naturaleza misma del Cristianismo y su exclusivismo característico, que rechazaba a los dioses y al culto romano.

Poco a poco se añadió la razón del Estado, es decir, el considerar a los cristianos como incompatibles con el Estado romano. De este modo se fue formando un ambiente tal contra los cristianos, que hizo posibles las persecuciones.

Base jurídica de las Persecuciones

Este es el punto más discutido en la actualidad. Siento, en efecto, el Estado romano eminentemente jurídico, no se concibe que persiguiera con insistencia a los cristianos sin tener una base jurídica. Se pregunta, pues, qué ley o leyes se aplicaban contra ellos.

Unos opinan que se aplicaban contra los cristianos algunas leyes ya existentes, en particular contra el sacrilegio, la magia, la traición y sobre todo la ley de lesa majestad.

Mommsen presentó una segunda opinión, que tuvo muchos partidarios. Según él, los gobernadores romanos aplicaban la lex Coërcitionis, o poderes extraordinarios de represión contra los individuos o sociedades en casos especialmente peligrosos.

Una tercera opinión, que parece la más conforme con los documentos, defiende que se dio una ley especial contra los cristianos. Esta ley se podía sintetizar así: queda prohibido ser cristiano.

Persecuciones de Nerón (54-68)

Hacia el año 64 la Iglesia había conseguido arraigar profundamente bajo la dirección de San Pedro. Aquel ambiente anticristiano, a que antes se ha aludido, fue la base de la persecución de Nerón. La ocasión y los pormenores los describe el historiador Tácito. Tomose como pretexto el incendio de Roma, iniciado el 18 de julio del año 64, según se ha podido comprobar, por iniciativa del mismo Nerón, que en pocos días redujo a pavesas gran parte de la ciudad, dejando en la miseria y desesperación a millares de ciudadanos. La indignación del populacho fue tan grande, que Nerón llegó a tener miedo. Entonces, pues, se señaló a los cristianos como los causantes de la catástrofe, y, dado el ambiente que existía contra ellos, fue fácil hacerlo creer al pueblo.

De hecho, se persiguió con crueldad a los cristianos, atando sus cuerpos a unos palos, untándolos con materias inflamables y haciéndolos servir de antorchas en medio de los jardines imperiales. Estas y otras crueldades se usaron contra ellos. Por otra parte, parece que la persecución se limitó a Roma. Entre las victimas más ilustres, además de los Santos Pedro y Pablo, debemos contar a la matrona romana Pomponia Graecina.