Estilitas. Eran penitentes o solitarios que vivían largos años sobre una columna (stylos) de diez o más metros de altura. Fueron particularmente célebres San Simeón, en el siglo V, denominado por eso estilita, y San Daniel. Por su dificultad especial y por los peligros a que se exponían, este género de vida no tuvo muchos imitadores.
Inclusas. Era un género de vida especialmente riguroso. Consistía en encerrarse de por
vida en una celda, que quedaba tapiada, y solamente por un agujero les pasaban la comida y lo más indispensable. Este género de vida se propagó bastante, y es curiosa la longevidad de algunos de estos inclusas.
En el Occidente se presentó el monacato algo más tar- de que en Oriente, aparte los casos aislados de que tenemos noticia de solitarios y vírgenes consagradas a Dios.
San Atanasio, buen conocedor de la vida eremítica de Egipto, la introdujo en Occidente
durante su destierro en Tréveris y Roma. Asimismo, consta que formaron diversos núcleos de vida cenobítica San Paulina de Nola y San Eusebio de Vercelli. San Jerónimo la introdujo en Italia, donde organizó algunos centros de vida ascética. La llamada Regla de San Jerónimo la forman diversas prescripciones entresacadas de sus escritos.
San Agustín promovió la vida monástica, sobre todo con su Regla, formada por la epístola 211, dirigida a unas religiosas, y la Regula ad servos Dei, en la que se acomoda a varones los mismos principios ascéticos. Conforme a esta Regla, se han fundado hasta nuestros días multitud de institutos religiosos.
Ulterior evolución San Martín de Tours (+ 397) fundó hacia el año 360 el monasterio Lecogiagense (Ligugé) y luego, hacia el año 375, el de Marmoutier. San Honorato fundó en las islas de Lerins, cerca de Cannes, el célebre monasterio de este nombre, y Juan Casiano el de San Víctor, cerca de Marsella. Pero lo que hizo más célebre a Casiano son sus Institutiones y Collationes, que constituyen una verdadera regla monástica, que muchos aprovecharon. San Cesáreo de Arlés, escribió dos Reglas, llamadas Regula Monachorum y la Regula Sanctarum Virginum.
El monacato en Irlanda, Escocia e lnglaterra
Hacia el año 432, San Patricio introdujo la vida monástica en Irlanda, donde ésta llegó a adquirir gran importancia. Son célebres los monasterios de Bangor y Armagh. De Irlanda pasó la vida monástica a la Gran Bretaña y a Escocia, donde se fundó el gran monasterio de lona, y se distinguió San Columba (+ 597).
San Columbano, irlandés, procedente de Bangor, fue gran promotor del monacato en Europa a fines del siglo VI y principios del VII. Fundó los monasterios Luxeuil, Fontaines y otros y el de Bobbio, al norte de Italia. Para todos ellos compuso la Regula Monachorum.
Compendio de Historia de la Iglesia Católica
Benardino LLorca, S.J.