Para poder aclarar esta pregunta tenemos que hacer previamente un sencillo recorrido por el proceso de composición de los libros bíblicos. 

Hace ya bastantes años en una  entrevista, el Papa emérito Benedicto XVI, preguntado por la situación de la fe en Europa, hizo el siguiente diagnóstico: “en el mundo occidental hoy vivimos una ola de un nuevo iluminismo drástico o laicidad, o como se le quiera llamar.

La cuestión que en esta ocasión nos planteamos puede tener varias respuestas, en función de a quién preguntemos. Para unos, la Biblia es lo que a simple vista parece: un libro. Para otros -los creyentes- no es sólo eso, sino la Palabra de Dios.

El pasado domingo, 30 de Junio, los obispos de España, reunidos en el Cerro de los Ángeles, renovaron la Consagración de España al Corazón de Jesús. 

En muchas ocasiones oímos hablar de la revelación de Dios, sin llegar a comprender del todo a qué se está haciendo referencia. Profundicemos en ello.

“Quien lo quiere todo claro y seguro, pretende dominar la trascendencia de Dios”.  Olé con las frases valientes. Y esta es de Francisco (Leed la Exhortación nº 41). En último término eso que agosta, que seca, que neutraliza, la verdadera espiritualidad cristiana, no es otra cosa que el afán humano por “domesticar el misterio”. Como Dios es “absolutamente otro”, yo me busco mis apaños, y “arreglo” la figura de un hombre histórico, llamado Jesús, pero que no es Dios, Él vino, para “domesticar el misterio de Dios”. 

En la Jornada Mundial de la Juventud que ha tenido lugar recientemente en Panamá, el Papa Francisco lanzaba un mensaje a todos los jóvenes: «Son el presente. No son el futuro, son el ahora de Dios». A continuación les exhortaba: «jóvenes, deben pelear por su espacio hoy, porque la vida es hoy, nadie te puede prometer un día del mañana, tu vida hoy es hoy, tu jugarte es hoy, tu espacio es hoy. ¿Cómo están respondiendo a esto?».