Durante la vida de San Antonio de Padua gobernaron la Iglesia 3 papas: Inocencio III (1198 – 1215). Este Papa, declaró en España la Cruzada contra los almohades musulmanes, que sería organizada por el Rey Alfonso VIII de Castilla, y el Arzobispo de Toledo don Rodrigo Ximénez de Rada, con participación de tropas de los reyes Sancho VII de Navarra, Pedro II de Aragóny Alfonso II de Portugal, así como tropas de las Órdenes Militares. Se obtuvo la decisiva victoria en la Batalla de Las Navas de Tolosa (16-VII-1212).
Para defender la Cristiandad impulsó la Cuarta Cruzada a Tierra Santa (1202) y la Cruzada contra los albigenses en Francia.
En 1215 convocó al IV Concilio de Letrán, uno de los más importantes de la época, en el que destaca el Decreto “Omnis Utriusque Sexus", en que se obliga a todos los adultos cristianos a recibir al menos una vez al año los sacramentos de la confesión y la eucaristía.
Con su incondicional apoyo a Santo Domingo de Guzmán y a San Francisco de Asís le hizo el precursor de una importante reforma eclesiástica.
Honorio III (1216 - 1227) tuvo como objetivo principal de su pontificado la realización de la V Cruzada, que había sido decretada en el IV Concilio de Letrán y que la muerte de Inocencio III había paralizado. A pesar del fracaso de esta Quinta Cruzada, no cejó en su idea de recuperar los territorios de Tierra Santa para la Cristiandad.
Apoyó la cruzada contra los albigenses que, encabezada por el rey Luis VIII de Francia, tenía lugar en el sur de Francia.
Aprobó las reglas de los Dominicos (22-XII-1216), de los Franciscanos (23-XI-1223, bula “Solet annuere”) y de los Carmelitas (7-I-1226).
Gregorio IX (1227 - 1241) fue el Papa con el que más contacto tuvo San Antonio de Padua, ya que coincidió su pontificado con el período de su vida en Italia; este Papa canonizó a San Francisco de Asís (16-VII-1228), a Santo Domingo de Guzmán (8-VII-1234) y a San Antonio de Padua en Mayo de 1232.
Defensor de la Regla franciscana
En el Capítulo General de 1230, reunido con ocasión del traslado de los restos de San Francisco a su basílica de Asís, San Antonio pidió a Fray Parenti que le retirase del cargo de Ministro de la provincia del Norte de Italia (Emilia Romaña y Lombardía), a causa de su mala salud.
El Ministro General aceptó su renuncia a cambio de que formara parte de una comisión que debía presentar al Papa Gregorio IX varias cuestiones sobre la regla franciscana, que el pontífice debía estudiar y aprobar.
En Roma, predica al Papa
Con este motivo, o por haber sido enviado especialmente para ello, Antonio predicó, ante el Papa y la Curia romana, siendo escuchado con entusiasmo; el Papa lo llamó "Arca del Testamento". Es posible que colaborase en la redacción de la bula Quo elongati, que dio respuesta a los problemas[1] planteados por la orden al pontífice.
La estancia en Roma pudo tener, también, que ver con alguna delegación oficial para pedir la canonización de San Francisco, que fue llevada a cabo ese mismo año de 1228, el día 16 de Julio.
Después marchó al que sería su último destino, Padua, en la que se entregó con tal ardor a la predicación y el apostolado, que en lo sucesivo su nombre quedaría asociado al de la ciudad, Antonio de Padua. Se instaló primero en la capilla de la Arcella, junto al convento de clarisas, pero solía predicar en el convento franciscano de Santa María, extramuros de la ciudad.
(Preparado por el Consejo de Redacción de EL PAN DE LOS POBRES)
[1] Ver explicación de la polémica suscitada en la Contraportada de la revista.