¡Qué extraordinarias iniciativas surgen cuando los padres encuentran momentos para profundizar en sus pensamientos, con el fin de transmitir esas decisiones a los hijos! Esto reporta una satisfacción que reconforta interiormente y proporciona esa dicha que surge al compartir un proyecto, una ilusión, una propuesta…

Comentaba en un programa de radio tres errores que suelen cometer algunos padres en la educación de los hijos:

1.- Dejarse llevar por el corazón y no corregir por no pasar un mal rato.

2.- La falta de coordinación debido a que no hay una buena comunicación. Y

3.- Faltar al respeto por creer que en los hijos pequeños no cuentan los sentimientos.

Hay infinidad de obras y estudios que tratan sobre cómo desengancharse de… y es que tenemos una gran facilidad para engancharnos a Internet, al alcohol, al tabaco,… a lo que se nos ponga por delante. Por eso, es muy buena la prevención porque evita arduas penalidades en la posterioridad.

Todos los padres del mundo quieren que sus hijos sean felices y desean lo mejor para ellos. Ahora que comienza el curso es bueno no perder de vista que allí donde se vive, se respira la forma en que se vive. Y el tono que impera en un hogar es el que tomarán los hijos.

Uno de los principales errores que se da entre los padres es pensar que no necesitan prepararse para educar a sus hijos, lo que suele derivar en errores conforme, estos, solicitan ayuda para construir su personalidad. Desde ese “actuar a bote-pronto” me he fijado en cuatro errores… por si puede ayudar.

Hay quienes tienen una concepción equivocada de la sensibilidad. La identifican con debilidad o fragilidad cuando, en realidad, es un fruto del espíritu enriquecido por la cultura y el bien.

La constancia es necesaria para lograr los objetivos que nos proponemos y para ser interiormente fuertes. El enemigo de la constancia es el cansancio que nos disminuye fuerzas y nos conduce al desánimo. Y el afán de superación hace que no claudiquemos y nos dejemos llevar por lo que apetece, el conformismo, el “ya vale”, el pacto con la mediocridad y la chapuza.