Terminaba el artículo del pasado mes diciendo que la mejor herencia que pueden dejar unos padres a sus hijos es ayudarlos a auto conocerse mediante el dibujo. en el que estén delineadas sus fortalezas, sus debilidades y la ruta que pueden seguir para convertir en fortalezas dichas debilidades.

Una de las características de la persona líder es el autoconocimiento, que consiste en saber… 

Educar es un arte pero también requiere de unos conocimientos. El mero hecho de ser padres no significa que se haya conseguido el carnet de educador o de educadora.

Si para cualquier título universitario se necesitan unos años de estudio y para conseguir un trabajo, en muchas empresas te exigen, además del título, un master y un periodo de aprendizaje para lograr un saber hacer y una puesta a punto… Para ejercer de padre o de madre, con un mínimo de garantía, algo habrá que estudiar.

Si nos preguntaran cuál sería la característica que distingue a una persona madura, se podría responder que es alguien que tiene capacidad para dialogar. Esto supone el dominio de uno mismo para no querer sobresalir o pretender imponerse. ia ideas, respeta al interlocutor/ interlocutora y sus puntos de vista, es capaz de modificar posturas sin renunciar a las convicciones, no atosiga y sabe ofrecer oportunidades. 

El referente que ofrece nuestra sociedad contemporánea despista porque transmite que una persona es más grande en la medida en que tiene más independencia, entendida esta como menos necesidad de los demás y más poder para elegir lo que le plazca. Esta “grandeza” lleva a que la persona se encierre sobre sí misma, que es lo que caracteriza al animal.

Si nuestro pensamiento es el semillero de nuestro presente y de nuestro futuro hemos de prestar atención a su entrenamiento para adquirir el hábito de pensar en grande.  Enseñar a los hijos a que vean el mundo que les rodea con una percepción grande, es un planteamiento que facilitará que forjen su forma de ser hacia un estilo magnánimo.

No era exagerada la descripción que hacía Bernanos[i] concluida la Segunda Guerra Mundial: «El drama de Europa es un drama espiritual, el que decide todo, aquel en el que cada ser da, tarde o temprano, el espectáculo de cómo se aleja de él el soplo del espíritu». Y en otro momento: «Se trata de decidir si la Historia es la historia del hombre, o solamente la historia de la técnica».