Finalmente, San Antonio alcanza el destino que soñaba desde aquél día en que la llegada de las reliquias de los Mártires de Marruecos a Coímbra le despertara el deseo de entregar, él también, su vida anunciando el Evangelio de Cristo, en tierras del Islam.

Hemos terminado nuestra ruta de San Antonio en Portugal en el último lugar que nos ofrece el testimonio vivo de su presencia en la ciudad de Lisboa: la pequeña ermita de San Antonio del Valle, sobre el río Tajo.

Regresando en 1220 a su ciudad natal, Lisboa, San Antonio se alojó con sus hermanos franciscanos, en el humilde eremitorio que tenían en una colina cercana a la ciudad, a la espera del barco que los llevaría a Marruecos.

EN 1220, tras profesar como franciscano en el Convento de Coímbra, donde recibió la estameña parda y cambió de nombre, San Antonio pudo seguir definitivamente, por fin, los pasos de los cinco mártires franciscanos que tanto le habían impresionado. Su querida ciudad de Lisboa era ahora su destino, a fin de embarcarse hacia las tierras del Norte de África.

EN Febrero de 1220 llegan al Monasterio de Santa Cruz, en Coímbra –donde el joven Fernando realizaba sus estudios de teología y es ordenado sacerdote– las reliquias de cinco misioneros franciscanos que habían sido martirizados en Marruecos.

 RUTA DE SAN ANTONIO EN LA PENÍNSULA IBÉRICA

  Santo Antonio, aún en vida, fue reconocido como gran taumaturgo.