El verbo “hablar” en los tiempos actuales no se ciñe sólo al hecho oral, aunque siga teniendo una gran importancia por supuesto, sino que ha irrumpido en nuestras costumbres el fenómeno “online” en todas sus facetas de comunicación virtual. Estamos inundados de voces de alarma de psicólogos, sociólogos, profesores de colegios que están asustados por la dependencia que tenemos de todos estos aparatos.

ESTA cualidad del buen humor no se les es dada a todas las personas. Somos distintos y sujetos a miles de contingencias a lo largo de la vida. Sólo podemos reconocer que cuando encontramos a alguien que goza de un carácter sonriente y agradable, se nos ilumina justamente este encuentro y puede durar todo el día. En los libros de “ayuda personal” de psicología, hay infinidad de consejos. Pero… ¿hasta qué punto sirven estos consejos para una persona muy enferma, con depresión, una madre de familia agotada, un parado…?

No cabe duda de que el mundo de la montaña tiene su magia, además de una belleza extraordinaria. Respirar el aire puro, disfrutar del silencio, de la cercanía de las estrellas por las noches, son todas vivencias que sólo experimentan los montañeros a todos los niveles.

Nos podemos preguntar muchas veces qué podemos hacer
a nivel personal o a nivel de una O.N.G. para paliar el
sufrimiento en el mundo, tantas veces atroz e intolerable.

La historia de la Salvación está profundamente marcada por dos hechos trascendentales: el “sí” de María el día de la Anunciación y la muerte de Jesús en la Cruz que nos abre las puertas del Cielo a todos los justos, desde antes de Jesucristo hasta el final de los tiempos. Significa que la historia de la Salvación está totalmente “colgada” de la maternidad de María aceptada libremente y del ofrecimiento de su Hijo en la muerte de Cruz. (Juan Pablo II).

Hemos entrado solemnemente en el año de la Fe, desde Roma hasta lo más recóndito de la tierra. Hemos podido comprobar la importancia del arte de la música religiosa cantada y tocada para todas nuestras celebraciones.

Si a Dios no le ha visto nunca nadie, ¿Cómo podemos hablar de “experiencia de dios”?