Su fiesta se celebrar el 12 de Julio en el martirologio romano; fueron naturales de Serpa.
Ambos, tío y sobrino fueron testigos de la fe, cuando Trajano era emperador en Roma y Marco Aurelio gobernaba la Bétic.
Ante el prefecto Máximo y hacia el año 100, fueron castigados con tormentos horribles: colgados de un madero son decapitados, asaeteados e incendiados. De este modo cruento entregaron su espíritu a Dios.
Su rezo en el obispado de Badajoz comenzó juntamente con el de San Julián. Aunque en este obispado se carece de reliquias, sus memorias estuvieron vivas al ser territorio reconquistado por el Rey Sabio en tiempos posteriores.