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Procesión de la Virgen del Lirio

Procesión de la Virgen del Lirio

EL pueblo de Anticoli Corado es una localidad de la provincia de Roma. En septiembre hay una fiesta tradicional en honor de la Virgen y San Roque, su patrón. Terminada la cosecha, todos dan gracias a Dios, festejando la Natividad de su Madre santísima.

La procesión sale de la iglesia de la Victoria, en el centro del pueblo, recorre alegre sus calles en dirección al valle. Atrás deja ya las últimas casas del pueblo. Se dirigen hacia la ermita de la Virgen del Lirio, a tres kilómetros, llevando en andas su imagen. Se quedará allí toda la semana, festejada con misas, rogativas, danzas y comidas, hasta el domingo siguiente, que regresa a su iglesia.

Las niñas que hicieron la primera comunión en primavera abren el cortejo, encabezado por el estandarte azul de la Virgen. A los lados, mujeres y ancianos asisten emocionados. Tras las niñas, el sacristán mayor con la cruz de guía, los monaguillos y unos cuantos sacerdotes, tocados con el tradicional bonete. (¡Es raro ver una escena así en nuestros días! ¡Cuánta desacralización, cuántas concesiones a la vulgaridad bajo los más diversos pretextos: “modernidad”, “humildad”!...) Detrás, un estandarte rojo indica la llegada de la Virgen. El pueblo entero la festeja.

Anticoli Corrado es conocida como “tierra de artistas y modelos”. Al igual que otros pintores europeos, Mariano Barbasán establece su residencia en la campiña romana y retrata gran cantidad de pintorescas escenas. Le encantan los detalles, domina la luz y nos hace vivir una realidad llena de poesía y encanto. La fe y la devoción popular dan forma a las costumbres, dan origen a una cultura original, ordenan la vida en la sociedad y, en definitiva, dan gloria a Dios.

V I D A

MARIANO BARBASÁN LAGUERUELA (Zaragoza, 1864-1924) vivió poco en Aragón pero nunca se olvidó de sus paisajes y tradiciones. Trabó amistad con Joaquín Sorolla y José Benlliure. En 1889 se estableció de forma permanente en Italia. Allí coincidió con otro prestigioso pintor aragonés, Francisco Pradilla. Aparte de las obligadas obras de pintura de historia como pensionado, cultivó exclusivamente el género costumbrista inspirado en los pueblos italianos. Su estilo destaca por un esplendoroso colorido y sensitiva luminosidad, logrados mediante una técnica de pincelada abreviada y de pequeños toques de color, derivada del estilo de Fortuny y los macchiaiuoli. Murió en Zaragoza en 1924.