Nació en Poitiers, en el seno de una ilustre familia. Él mismo nos dice que fue educado en la idolatría y hace una narración detallada de como Dios lo llevó al conocimiento de la fe, recibiendo el bautismo a una edad un tanto avanzada.
Hacia el año 350, fue elegido Obispo de Poitiers. Después de su elevación al episcopado compuso antes de partir al destierro en Frigia, un comentario sobre el Evangelio de San Mateo, que ha llegado hasta nosotros. Sin embargo, sus principales escritos son sobre el arrianismo. San Hilario amaba la verdad sobre todas las cosas y no escatimaba ningún esfuerzo, ni rehuía alguno por defenderla. Así, San Hilario defendió ardientemente los decretos del Concilio de Nicea, cuando éste se vio amenazado por las intenciones del emperador Constancio quien reunió un concilio de arrianos de Selucia de Isauria, a fin de neutralizarlo. Hilario murió en Poitiers, probablemente en el año 368.
Este sabio y tenaz obispo combatió el error tanto con la pluma como con la voz. La mejor edición de sus abundantes e importantes trabajos es la publicación de Dom Constant con el título "Sancti Hilarii, Pictavorum episcopi opera, ad manuscriptos codices gallicanos, romanos, belgicos, necnon ad veteres editiones castigata" (Paris, 1693). El Papa Pío XII lo elevó a la categoría de Doctor de la Iglesia Universal. Aunque la iglesia de Puy se enorgullece de conservar lo que se supone son sus reliquias, pero una tradición popular indica que su cuerpo fue trasladado a la iglesia de San Denis, cerca de París, mientras que otra cuenta que fue sacado de la iglesia de San Hilario en Poitiers y quemado por los protestantes en 1572.