Esta santidad tuvo sin duda un cimiento eficaz en la familia del niño; los Bulhoes eran una reconocida familia portuguesa, cuyos origen se remonta, según algunos biógrafos, a Martin de Bouillon ou Bulhões, que desciende de Godofredo de Bouillon, que fue jefe de la primera Cruzada y primer Rey de Jerusalém[1].
Bautizado en la Catedral de Lisboa, situada en la proximidad de la casa familiar, recibió el nombre de Fernando. Su familia le procuró una sólida educación en la escuela catedralicia. Hay que pensar que el ambiente familiar y la formación cristiana, que recibía en la escuela, le fueron inculcando el amor a Dios y la Virgen María, así como una animadversión al pecado, a ofender a Dios.
Modelo para niños y jóvenes
Vemos cómo a Fernando le valió esta formación cristiana y la devoción a la Virgen María, para prevenirle de los peligros de las amistades peligrosas; recordemos cuando de niño tenía la costumbre de bajar a jugar con sus amigos al puerto de Lisboa, hasta que comprendió los peligros que esas amistades podían acarrearle en la vida.
Su devoción a la Santísima Virgen María y el convencimiento de la eficacia de su intercesión delante de Dios, le fue muy útil el día, en que estando en la Catedral de Lisboa se vio perturbado por una tentación; recurrió a la Virgen María, al tiempo que con sus dedos trazaba una cruz en la pared de la escalera que sube a la torre de la catedral; la tentación desapareció.
Cuando visitamos la Catedral de Lisboa, podemos ver la Cruz grabada en la pared, testimonio de lo que le ocurrió a San Antonio en su niñez.
Ambiente y formación cristiana en la familia, la asistencia a una escuela católica, en su caso la del cabildo catedralicio de Lisboa, una gran devoción a la Virgen María, inculcada por su familia, y fuertemente arraigada en su corazón, son las “rocas” sobre las que se cimentó la vida de Fernando Bulhoes y Tavera.
Cimientos firmes para la vida
Formación católica, en medio de un ambiente familiar religioso, y una gran devoción a la Virgen María, son, también, las rocas firmes sobre las que debemos cimentar la formación de los hijos y nietos, manteniéndonos siempre vigilantes acerca de sus amistades y las ideas, que puedan transmitirles en sus colegios y en la calle. Cuando pensamos en el ambiente de la calle, tenemos que tener presente lo que los niños del siglo XXI, en nuestros días, pueden ver en la televisión y cuando se encuentran “enganchados” en el ordenador.
En cada época los peligros y las tentaciones se presentan de diferentes maneras, paro ello los medios y las armas fundamentales para combatirlas siguen siendo las mismas: fidelidad a Dios, práctica religiosa frecuente y ambiente religioso en la familia. En Fernando Bulhoes se reunieron estas circunstancias, que le ayudaron, con una voluntad firme, a superar los peligros y a enfocar su vocación al servicio de Dios y la Iglesia, ingresando en los Canónigos Regulares de San Agustín.
Las vocaciones a las que pueden ser llamados los hombres y mujeres son muchas y diversas, pero todas ellas, siempre, deben estar orientadas al servicio de Dios y de la Iglesia, superando las dificultades que, como le pasó a San Antonio, se pueden presentar a lo largo de la vida.
Comité de Redacción
[1] Santo Antônio de Lisboa Militar no Brasil - José Carlos de Macedo Soares - Livraria José Olympio - Rio de Janeiro 1942