Mary Louise Fairchild
MacMonnies, 1897
(Museo de Bellas Artes de Rouen, Francia)

Aprovechando la soleada mañana esta madre pasea a su niña en un simpático cochecito de mimbre, provisto con amplia sombrilla de tul blanco, que le trasmite un aire tierno y encantador, propio del cuidado que se dispensa a los pequeños.

Ferdinand Georg Waldmüller, 1846
(Colección particular)

En la penumbra de esa modesta habitación que no vemos, la vida de un ser querido se agota sin remedio. Aprovechando algunos intervalos de lucidez, han llamado a un sacerdote. No se han dejado llevar ni por el descuido ni por un erróneo cariño, intentando ocultar al enfermo su gravedad. Saben que es importante que reciba consciente los últimos sacramentos.

Jan Verhas, 1884
(Real Museo de Bellas Artes de Amberes, Bélgica)

Un grupo de señoritas dan un paseo en burro por la playa. Una difusa luz atraviesa las grisáceas nubes que dominan el cielo y se refleja en la arena iluminando la escena. El día se presta muy bien para dar un paseo, aunque sopla como de costumbre un poco de aire, y conviene ir algo abrigados.

Ignacio Díaz Olano, 1899
(Museo de Bellas Artes de Álava)

Un sereno tañido de campanas se propaga por el valle anunciando que es la hora del ángelus. Las labores se interrumpen. Con la cabeza descubierta y ligeramente inclinada en señal de recogimiento, este curtido agricultor recita el saludo a la Virgen que de niño aprendió:

Avenida de Bois Boulogne

 Louis de Schryver, 1902
(Colección privada)

París 1902, inicios del siglo XX. Plena Bella Epoque. Las mañanas de primavera en París son famosas por su luz. El pintor nos la presenta bañando plenamente su cuadro.

Gaspar de Crayer (1640)
(Museo Diocesano de Arte Sacro (Vitoria)

Cristo está muerto, acaban de bajarlo de la cruz. La Virgen lo recoge en sus brazos y eleva su mirada, triste y serena, hacia el cielo. San Juan inclina la cabeza con respeto mientras toma la mano de Jesús. María Magdalena a sus pies, en actitud orante, llora desconsolada. Varios ángeles, niños pasionarios, muestran los instrumentos de la Pasión: La tablilla con el INRI y la lanza de Longinos, la corona de espinas, la caña con vinagre y el flagelo.

Johann Georg Meyer
Von Bremen (1813-1886)
(Colección Privada)

Después de haberle dado el pecho, esta joven madre reclina a su hijo, satisfecho y exhausto, sobre la robusta cuna de mimbre. Va quitándole la ropa con cuidado para no despertarlo. El hermoso bebé duerme plácidamente.